La reforma integral de este piso en el centro de Santander es de esos regalos que te trae el destino. Es la tercera vez que me sucede que nos contratan para realizar la reforma integral de una vivienda que previamente había valorado yo para comprar, o más bien con la que había soñado yo para comprar, porque se trataba de ese piso de más de 140 m2 en el centro con techos de 3 metros de alto, pero sin garaje ni ascensor. Algo por lo que podemos estar dispuestos a pasar por alto los más románticos, pero no es entendido por todo el mundo, y menos por mi pareja a la hora de invertir en un piso. Os podéis imaginar la alegría infinita que me dió cuando nos contrataron y fui a visitarlo por primera vez, después de haberlo imaginado en mis búsquedas inmobiliarias a través de idealista.
Se trata de un piso de unos 140 m2 construidos, 120 m2 útiles muy compartimentado como casi todos los pisos muy antiguos. El piso contaba con dos salones, uno orientado a norte con dos alcobas en su interior y otro orientado al sur con 2 alcobas más que daban a una galería y una serie de balcones de la calle principal. Un largo pasillo separaba la zona norte de la sur y dos habitaciones más volcaban hacia él y al fondo del mismo, una cocina muy pequeña y sólo baño. En total, 2 salones y 6 habitaciones para una cocina muy pequeña y un sólo baño. Este tipo de disposición hoy en día no es nada funcional, las cocinas al fondo separadas de la zona principal de día no son nada prácticas, y las familias además ni tienen por lo general servicio viviendo en casa, ni son por lo general tan numerosas. Además, la vivienda la había adquirido una pareja joven sin hijos, por lo que la distribución del estado actual tenía si cabe menos sentido aún.
El edificio en el que se encontraba este piso es de estructura de madera, se puede observar la inclinación que han ido sufriendo las vigas de madera y los desniveles en los techos y suelos. Gran parte de la estructura de madera sobre todo en las zonas húmedas y en fachada se habían deteriorado por humedades y filtraciones, por lo que eran necesarios refuerzos de estructura puntuales en algunas áreas. Además queríamos dejar el piso prácticamente diáfano, por lo que para empezar a tirar tabiques en un edificio como este era harina de otro costal. Para ello, pedimos la ayuda de un estudio con el que colaboramos en estos temas y que nos ayudó a realizar el proyecto de estructura de esta reforma para este proyecto de arquitectura completo.
Una de las premisas de esta pareja es que no querían hipotecar todo la parte sur del piso para el salón, y querían que su dormitorio principal estuviera orientado también a sur. En ese momento vivían en un piso cuyo dormitorio daba a norte y era una sensación que no tenían ganas de repetir en su nueva vivienda. Por otro lado, tan sólo querían dos dormitorios, y un detalle curioso: bajo ningún concepto querían isla con barra.
Hicimos exactamente lo que nos dijeron. Dejamos el dormitorio principal al sur, ocupando los dos balcones al sur y lo delimitamos, guiándonos por las líneas de viguería para que la estructura sufriera lo menos posible y pudiera apoyarse sobre los tabiques. El tercer hueco al sur, es una galería acristalada que da al sureste y esa es la parte que incorporamos al salón. Un salón que ocupa toda la parte central de la vivienda como si de una gran pista de baile se tratara, se extiende en forma de S, desde la galería sur hasta la ventana norte de la cocina abierta parcialmente también hacia esa zona de día. La cocina sigue ubicándose en el mismo lugar pero se alarga en dimensiones ocupando una segunda habitación. El baño a su vez, se sigue también ubicando en el mismo lugar pero se desdobla creando un segundo baño que queda en suite dentro del segundo dormitorio esta vez si, orientado al norte. En consecuencia la distribución del estado reformado ha quedado a la inversa que en la disposición original. Dos dormitorios, uno orientado al sur y otro al norte con un gran espacio de día que los une. Por último ampliamos toda la zona de aguas sin necesidad de cambiarla de ubicación.
De esta manera la luz fluye de norte a sur, pero nos entra también por el este ya que abrimos todas las habitaciones centrales que se abrían hacia el este. Abrir la luz de lado a lado de los pisos es uno de los recursos que nos gusta más utilizar siempre que se pueda.
Dejar un espacio tan compartimentado y con tanto desnivel diáfano, suele presentar dificultades a la hora de nivelar el nuevo espacio ampliado. Además, en este caso, queríamos mantener el suelo de castaño original porque era precioso y se encontraba en bastante buen estado. Y ya que íbamos a tener que prescindir de las preciosas escayolas que coronaban la mayoría de las habitaciones por quedarnos casi sin ellas y además, teníamos que reforzar parte de la estructura era muy importante mantener otro de sus valores, su gran altura sin comprometerla debido a un gran techo corrido nivelado. Nivelar el techo de lado a lado del piso suponía bajar el techo casi 30/40 cm quedando las vigas ocultas. Podíamos hacer eso, bajar los techos, ocultar la viguería de madera y volver a colocar escayolas, o optar por mantener las alturas e ir haciendo diferentes alturas de techos entre la viguería de madera, sobre todo en la parte más central.
El piso podía perder algo de su nobleza al dejar la viguería de madera vista a pesar de mantener su precioso suelo visto. El gran espacio central tan sólo contaba con la personalidad del suelo y ahora los marcados pilares de madera. El piso necesitaba que le volvieran a dotar de elegancia, pero de una elegancia modernizada y sobre todo, mucho más luminosa y fresca. La mayor modernizad y tendencia en la decoración es mezclar lo antiguo con lo nuevo, apreciar lo antiguo;, su valor, su envejecimiento y su pátina, y mezclarlo con diseño ya clásico y moderno. Mezclar diseño en definitiva que contrasta entre sí, es algo que siempre funciona sobre un fondo neutro. Y una cocina integrada en un salón de este estilo y sin una barra o isla que nos ocultara parte de ella sólo podía ser elegante a la vez que muy rotunda y con mucha fuerza. Y no hay para nosotras color más elegante que el negro. El negro en esta parte de la vivienda conseguía tensionar el espacio y diferenciar sólo visualmente la zona de la cocina por el color oscuro.