La reforma de esta cocina, con vistas al mar en Santander, ha sido uno de esos proyectos que vas degustando y paladeando por momentos. A menudo, suele ser complicado mostrar las fotos del después de las reformas que realizamos, o de los proyectos de decoración online que gestionamos, hasta que no ha pasado un año o dos, si no es el caso de ser un negocio. Por eso agradecemos infinito cuando pequeños, pero maravillosos proyectos se materializan casi en un visto y no visto. Tan pronto, que hasta tardas en enseñarlos, sólo por poder disfrutar a solas un poco más de ellos.

Esta cocina de 25 m2 con preciosas vistas a la bahía de Santander llevaba más de 20 años sin reformarse.

Su diseño y estilo, no representaban nada el carácter palaciego del edificio en el que se encontraba, y su distribución, apenas dejaba disfrutar de las vistas. Y eso, precisamente fue, lo primero que quisimos potenciar, dotándole de la elegancia que aportan los materiales nobles, y que tanto merecía. Escogimos un suelo y una gran isla central en Dekton, imitación mármol como material principal, que le aportara toda la luminosidad de los días grises en este norte nuestro.

Madera natural combinada con unos preciosos muebles de madera de Muebles Ébano lacados en gris con tirador de porcelana, rematan todo el conjunto. Lo rematan vitrinas de cristal y los detalles en negro, el básico de la elegancia. Y no nos podía faltar un precioso papel de flores que enmarcara la zona de comedor. El seleccionado uno con las flores de Vang Gogh en gris, uno de nuestros preferidos, por su textura simulando óleo.

La distribución del espacio, para la reforma de esta cocina con vistas, fue otra de nuestras apuestas claras a la hora de plantearnos este proyecto. A pesar de la complejidad que suponen las cocinas cuadradas de estas dimensiones, teníamos claro, que potenciar las vistas a la bahía, era una de las premisas del proyecto.

Nos arriesgamos a quitar casi toda la superficie de encimera de alrededor, y nos la llevamos al centro, creando una gran isla, que es en realidad, una doble península apoyada en una de las paredes de mobiliario de suelo a techo, y enmarcada por 2 vitrinas, a cada lado de un pilar revestido en laminado de madera. 

En ella, cada espacio de trabajo aparece diferenciado, pero enfrentado a la vez. Pudiendo circular alrededor de ella de una manera más cómoda y siempre teniendo en frente el mar.

En la pared frente a la península, colocamos en la zona más cercana a la terraza, la zona de desayuno, para al menos 6 comensales y mueble de apoyo. Esta zona se encuentra además resguardada por la zona de nevera y despensa que cuenta también con una vitrina superior.

La pared de entrada, se quedaba vacía de mobiliario (Esta pared se quería panelar a la misma altura de la isla con la misma madera lacada en gris, sin embargo creemos que esta cocina se acabará uniendo a la zona de estar y no queríamos gastarnos dinero en una pared, que casi con toda seguridad, se acabará tirando en un futuro). Tan sólo la decoramos, con unos detalles para colgar de Doméstica House Goods, que equilibran en color y diseño, con el negro de las lámparas del conjunto de la zona de comedor, y los taburetes.

La zona de sentarse, se compone de una maravillosa mesa Ercol de Pepita de Oliva, junto a unas sillas de Kenay Home, y unas lámparas Tom Dixon.  A su lado una pequeña zona de apoyo para el desayuno con almacenaje y de telón de fondo, el papel de cerezo en flor de Van Gogh en tonos grises y blancos. En la pared de enfrente un calendario perpetuo para planificar cada mes.

Por último, y en el centro de toda la escena, la barra de madera que se apoya en la península con los dos maravillosos taburetes de Hay, una zona que funciona relacionándose con cada uno de los vértices de este espacio.

Y desde cada esquina… ves el mar y las maravillosas vistas de la Bahía de Santander, en una cocina donde los días más grises se tornan luz inundando con toda su claridad.

Una preciosa reforma de una cocina con vistas al mar en Santander.