La reforma integral en Santander de este piso , fue un verdadero reto, a la hora de plantearnos la distribución del mismo. El piso, de entorno a los 140 m2, es casi en su totalidad, interior. Tan sólo 3 de sus ventanas, dan al exterior. Y para colmo, se orientan al norte, hacia una calle bastante estrecha. El resto de las estancias se orientan hacia dos patios. Un primer patio principal interior, a la misma altura que la propia vivienda, y por tanto, con uso y disfrute del mismo. Y un segundo patio, al que las habitaciones vuelcan a mayor altura.
La distribución de la vivienda en su Estado Actual estaba totalmente compartimentada en numerosas habitaciones. Una distribución de “alcobas” donde los dormitorios vuelcan a una estancia previa (generalmente un estar) sin necesidad de pasillos, tanto a norte como a sur (patio). Y un gran pasillo que une ambas fachadas (norte-sur), en el que se encuentran los cuartos húmedos. La cocina y un baño bastante grande, junto con un pequeño aseo. Todos ellos volcando hacia el patio principal con uso y disfrute.
Siempre analizamos la distribuciones para nuestros proyectos desde la funcionalidad. Es nuestra máxima, para nosotras siempre: la funcionalidad es la clave de cualquier distribución. De esta manera, en esta reforma integral en Santander, sabemos que: la zona de día tiene que volcar en su totalidad hacia la única zona exterior de la vivienda (donde teníamos 3 habitaciones). También sabemos, que la zona de dormitorios tenía que volcar hacia el patio secundario (donde teníamos también 3 habitaciones coincidiendo en distribución). Por lo que la clave del proyecto residía en el espacio central que unía ambas zonas, y que volcaba a ese patio principal del que se tiene uso y disfrute.
El primer espacio que nos gusta solucionar en nuestros proyectos de reforma, es la zona de entrada. El efecto visual que nos produce la entrada a la vivienda, es un factor al que damos mucha importancia. Siempre buscamos encontrar ese golpe de efecto. Que para nosotras consiste principalmente, en entender el espacio de un golpe de vista, en que ese espacio esté equilibrado y tensionado, y el ojo lo perciba como armónico y equilibrado.
De esta manera, nos llevamos la cocina a la zona de entrada. Donde la barra de la península creada, funciona casi a modo de recepción en la entrada. Los tabiques de la cocina desaparecen, integrándose ésta en el propio pasillo, y ocupando parte de la entrada. De esta manera, el pasillo también se acortaba. Por otro lado, para contener la entrada y dar cierta intimidad al salón, alargamos el tabique del otro lado, y creamos un pequeño armario en la entrada. Alargar esa pared del salón, por otro lado, nos ayuda también, a poder apoyar un sofá mayor.
Además, esa cocina debía tener salida al patio principal de la vivienda, ya que este era uno de los puntos más fuertes de la vivienda. Y poder tener una salida exterior, aunque sea un patio, desde la cocina es un plus (y ahora que hemos estado confinados, lo sabemos mejor que nunca). Así, que hasta allí nos llevamos la cocina para poder cumplir esa premisa. Los limites de la cocina, por tanto, los impusieron: la puerta de entrada a la vivienda, y la conversión de la ventana de la cocina, en una puerta de acceso a dicho patio principal.
Por último, nos quedaba resolver los dos baños, y una zona de lavandería, que se excluyó de la cocina. Esta parte del proyecto de reforma integral de este piso en Santander, la resolvimos de una manera bastante habitual. Dejamos un baño dentro de la zona del dormitorio principal, y otro baño interior, hacia el pasillo. La clave aquí, de nuevo nos la dio el patio principal de la vivienda.